martes, 2 de septiembre de 2008

24 de diciembre de 1985

El 24 de diciembre de 1985 Manuel Vilas estaba de guardia en el Cuartel de Infantería de Barbastro donde hacía el servicio militar. Exactamente, estaba de guardia nocturna. La guardia nocturna se conocía con el nombre de "refuerzo". Vilas era cabo y por tanto su cometido en los refuerzos consistía en distribuir a los soldados por las garitas y después volver al cuerpo de guardia. Miguel Fernández Díaz, un soldado de reemplazo, al que Vilas había dejado a las 22 h. en la garita num. 4 (la más alejada del cuerpo de guardia) eligió ese momento para pegarse un tiro en la boca. Normalmente, Vilas no se acuerda de esto, porque fue hace muchos años. Normalmente, Vilas ya no se acuerda de nada, y no sabe muy bien por qué se olvidan las cosas (imagina que porque las cosas se deshacen en medio de la memoria). Recuerda Vilas que se quedó mirando los sesos estampados contra el techo de ladrillo de la garita. Recuerda los expertos comentarios del capitán de guardia sobre la trayectoria de la bala, las conjeturas sobre el boquete que se abrió en la cabeza de Fernández Díaz. Era una bala de cetme, que convirtió el juvenil orden cerebral de Fernández Díaz en un caos sanguinolento y acabado. Piensa Vilas en lo que Miguel Fernández Díaz se ha perdido a lo largo de estos últimos 22 años. Al día siguiente, es decir, el día de Navidad, vino el padre de Miguel Fernández. A su madre no consiguieron encontrarla. Ahora que lo pienso, fui el último ser humano que vio vivo a Miguel Fernández Díaz. Un honor, sin duda. Un gran honor. Pues, obviamente, tanto Miguel Fernández Díaz como Manuel Vilas fueron hombres de honor.
Extraído de su blog

Manuel Vilas es narrador y poeta. Títulos suyos recientes son los poemarios "El Cielo" (DVD Ediciones, 2000), "Resurrección" (Visor, 2005) y "Calor" (Visor, 2008), el libro de relatos "Zeta" (DVD, 2002) y las novelas "Magia" (DVD, 2004) y "España" (DVD, 2008).

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