Muchos opinan que en la trascendental decisión de la mujer más marrana del mundo prevaleció la fuerza de la costumbre. Pero juzgue usted el caso bajo su óptica: poco antes de la boda rompía su compromiso con el único hombre al que amó, un representante de la casa Lagarto. Le dejó en su buzón esta nota: “No sé si lo tuyo es amor, un reto, o simple publicidad. Lo siento, pero no soporto lo que te traes entre manos”.
José Luis Cabrerizo - Extraído del blog Sordas y necios -
José Luis Cabrerizo - Extraído del blog Sordas y necios -
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